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El Jilguero no solo cantó

El libro biográfico sobre Ernesto Sánchez Fajardo, Jilguero del Huascarán

El Jilguero no solo cantó
Editorial Achawata en Facebook

El Jilguero del Huascarán es uno de nuestros cantantes andinos más importantes, un pionero y un verdadero referente cultural del siglo XX. Es lo que transmite acertadamente el volumen El canto de un jilguero. Ernesto Sánchez Fajardo (Ediciones Achawata), a cargo de la especialista en patrimonio cultural inmaterial Julia María Sánchez Fuentes, su hija.

Estamos ante un libro que se ha elaborado a lo largo de treinta años. Julia María, July empezó a trabajar este volumen apelando a los archivos de su madre Maruja Fuentes Hurtado Campesinita ancashina y en parte como una suerte de terapia de asimilación ante la partida de su progenitor, que ocurrió inesperadamente en 1988, a los 60 años, cuando aún se esperaba más de él. El libro nos entrega la imagen de una persona solidaria y de un ser humano inagotable: compositor, multi-instrumentista, maestro de música, declamador, actor, cómico, escenógrafo, productor, empresario, difusor, ideólogo, luchador social, congresista… además de pionero en muchos aspectos.

A vuelo de Jilguero

Hace cien años, el régimen de Leguía produjo un cambio radical en el país. Al empoderar a la burguesía, desarticuló a una oligarquía excluyente y marginadora de las mayorías. Es el momento en que la corriente indigenista empezó a construir una imagen más integradora del Perú. Desde la segunda mitad de los años veinte, la más popular celebración de la música en la capital, la Fiesta de Amancaes, empezó a registrar importante asistencia provinciana. La participación de artistas de origen andino se iniciaría hacia fines de la década, algo que en adelante no haría sino intensificarse, a la par de las migraciones del campo a las ciudades. De ese viaje de millones hacia la costa y a la capital fue parte Sánchez Fajardo, nacido en 1928 en Bambas, Corongo, departamento de Ancash, llegado a Lima muy niño siguiendo a un primo mayor para cumplir un destino manifiesto.

El libro propone un recorrido biográfico que nos invita a pensar que la voluntad de un carácter es lo que le hace comprender su entorno y, con ello, emprender acciones precursoras. Sánchez Fajardo trajinó sierra, selva y costa; curiosamente, una de sus primeras labores sería la venta de cancioneros. Tiempo después, en un cancionero propio, se refirió a la importancia de actualizarse como artista y a la profesionalización del canto; siendo autodidacta asumió seriamente su vocación de artista, no sólo en cuanto a su voz sino también tocando la guitarra y acordeón, la quena, el violín, la mandolina, el charango, la caja, el rondín, el arpa, el piano y hasta el órgano eléctrico.

No se quedó con ese saber para sí mismo, sino que fundó una escuela musical y difundió en programas radiales, al lado de su esposa Maruja, la música de su región Áncash, así como la de Cusco y Puno. Y a mediados de los años sesenta, desde su inolvidable programa en Radio Agricultura, “El cantar de los andes”, lanzó varias campañas sociales.

Entre la tradición y la innovación

July nos da a conocer el periplo artístico de su padre desde Compañías Folclóricas a Caravanas Artísticas, de la Pampa de Amancaes a Coliseos, precisando que fue uno de los primeros músicos andinos en hacer giras en el extranjero y también uno de los primeros músicos peruanos andinos que grabó en formato 78 RPM. Su primer álbum, Carrito de gobierno (1961) le estableció como el primer artista andino en Perú en editar un disco de larga duración. Cuando en 1993 Iempsa lanzó el primer CD de un artista de música popular andina, fue uno del Jilguero.

La autora presenta al Jilguero como un artista que fue de la tradición a la innovación. Empezó con huaynos, chuscadas y pasacalles y fue innovando en los formatos de interpretación del huayno, en especial de la zona ancashina, al introducir en las grabaciones instrumentos autóctonos como la caja y el pinkullo. En 1960, grabó al estilo temple cajatambino… ¡con cajón! En 1962, animado por su esposa, empezó a investigar y recopilar temas de su tierra. En 1973 grabó un LP con órgano eléctrico, y en los ochentas se acercó a la chicha, y así… La imagen es la de un músico pionero en la inclusión y fusión de instrumentos así como en la innovación de arreglos musicales.

Dimensión política

“En sus obras se reflejan preocupaciones nacionales como la reforma agraria, sin que ello le lleve a perder el frescor y la espontaneidad”, había dicho sobre el Jilguero el periodista social César Lévano (Revista “Caretas” 10/12/1963). En 1968 París ardía al ritmo de la protesta estudiantil y esa combustión se extendió, en Lima, desde su programa radial “El cantar de los andes”, cuando convocó a una manifestación para exigir la creación de una Universidad para Áncash.1 Unos años antes, dos de sus composiciones (“Verdades que amargan” y “Al compás de una guitarra”) habían sido incluidas en el LP colectivo Canción protesta,2 iniciativa de los estudiantes de la Universidad Cantuta.

De acuerdo a la documentación de July, el Jilguero fue el único cultor de música tradicional peruana que formó parte de una comisión para elaborar legislación y reglamentación de espectáculos del país (1970), con propuestas como el Primer proyecto de Ley del Artista; Seguro Social y creación de local propio (vendió su casa para pagar la cuota inicial de ese local).

July es muy clara al sintetizar la posición de su padre, una posición de vida consecuente, que le llevó a tomar el toro por las astas e incursionar en la política. En un momento se habrá dicho a sí mismo que las leyes hacen que los sueños aterricen, y con eso en mente decidió participar en la Asamblea Constituyente de 1978. Dada su popularidad fue elegido constituyente y así dejó en la Constitución Política del Perú de 1979 la que sería la primera inclusión de una noción de Patrimonio Inmaterial del Perú. También, adelantándose a su tiempo, impulsó un proyecto para incentivar mayor presencia de música popular en radios.

Para invitar a leer este libro, comparto una de sus ideas: “Que la música peruana sea valorada en su real dimensión, tanto cultural como en el aspecto socio-económico del artista”. Con material de archivo como fotografías, recortes periodísticos y letras de canciones, el libro busca cumplir con ese mandato de valorar íntegramente la actividad artística. Con ello, además, nos deja pistas de continuidad de una obra, que, como el Jilguero deseó y practicó, es colectiva: la difusión de nuestras músicas. La Sucesión Familia Sánchez Fuentes merece un premio por compartir con nosotros el legado de un hombre humano demasiado humano.

Footnotes

  1. La canción Clamor Ancashino (chuscada, 1969) documenta esta iniciativa. El video preparado por July Sánchez, difundido en su canal de Youtube muestra material de archivo sobre la masiva movilización de mayo de 1968.

  2. Ver Canción Protesta - Manuel Acosta Ojeda & Ernesto Sánchez Fajardo, El Jilguero de Huascarán, en el canal de Youtube Criollos en 78, 45 y 33 rpm.