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La razón política de Nicolás Lynch

La razón política de Nicolás Lynch
La Plebe

Para nadie es un secreto que nuestro país está atrapado en una profunda crisis de la que no parece haber salida. Los sentimientos que dominan en gran parte de la población son la frustración, la incertidumbre en el futuro, la desconfianza en la política y los políticos. Lo que salta a la vista es la descomposición moral, el desborde de la corrupción, de la criminalidad y el narcotráfico, en tanto que las condiciones de vida de la gente, que ya eran sumamente precarias, se han agravado con los efectos de la pandemia del COVID 19 y, más recientemente, de la guerra en Ucrania.

Definir el carácter de la crisis, calar en las causas profundas que la provocan y, en correspondencia con ello, proponer las respuestas y salidas, los actores que deben intervenir para que su desenlace cierre un ciclo histórico y abra las puertas a una república realmente democrática, soberana, desarrollada, integradora de la diversidad que somos, resulta una tarea imprescindible en el Perú de hoy.

A esta reflexión se ha abocado Nicolás Lynch en los últimos treinta años, en particular desde el primer fujimorismo que el año 1992 dio un golpe de Estado y al año siguiente promulgó una Constitución de manera fraudulenta para allanar el camino a la imposición del modelo neoliberal.

El libro La Razón Política. Una nueva Constitución para el Perú, recoge los artículos periodísticos de Lynch sobre este tema. En una parte de ellos, la mayoría publicados en 1993, el autor toma, de manera nítida, una posición de rechazo al golpe del 5 de abril de 1992, al modelo neoliberal que empieza a imponerse, y a lo que denomina la farsa constituyente de 1993. Señala con lucidez que “sin consenso democrático la Constitución fujimorista será precaria”. Junto a ello, Nicolás Lynch pone en evidencia los mecanismos que se introducen para relegar al Estado a un rol subsidiario del mercado, cómo las prerrogativas otorgadas a la gran propiedad privada terminan afectando la democracia, la afirmación del centralismo limeño en detrimento de las regiones, las argucias para allanar la reelección del dictador, entre otros asuntos.

Impuesta la constitución fujimorista a través del golpe y de un referéndum fraudulento, el régimen pretendió una reelección indefinida torciendo la legalidad, reformando a su favor el Poder Judicial, haciendo uso del asistencialismo, la corrupción y la represión, incluyendo crímenes de lesa humanidad, asesinatos selectivos, desapariciones, intensa labor de los servicios de inteligencia, el ataque perverso a la oposición con el apoyo de determinados medios de comunicación que se prestaron a ser cajas de resonancia de la fábrica diseñada por Vladimiro Montesinos.

La resistencia de movimientos juveniles, colectivos sociales, organizaciones políticas opositoras, personalidades, intelectuales y periodistas honestos fue desgastando y, finalmente, colocando contra las cuerdas a la dictadura. Este proceso tuvo un desenlace político en el 2000, catalizado por el destape de los vladivideos y la Marcha de los Cuatro Suyos. La fuga de Alberto Fujimori y su destitución por el Congreso abrió paso al gobierno de transición de Valentín Paniagua y, con ello, a la oportunidad de cerrar el ciclo fujimorista y neoliberal a través de una nueva Constitución. Los artículos de Lynch publicados en ese periodo dan cuenta, asimismo, de su involucramiento en el debate político que acompañó a este proceso, lamentando que el gobierno de transición no procediera a una ruptura jurídica con el fujimorismo y optara por el continuismo en aras de una pretendida “estabilidad democrática”.

Los gobiernos subsiguientes continuaron por los mismos carriles neoliberales manteniendo la espuria Constitución fujimorista, que pasó a convertirse en el libro sagrado de todos ellos, incluyendo a aquellos que fueron elegidos prometiendo el cambio constitucional, como ocurrió con Ollanta Humala y, ahora con Pedro Castillo. En ese contexto y ratificando su vocación democrática y de combate al modelo, Lynch propone diversas fórmulas, como el Congreso Constituyente o la Asamblea Constituyente, para llevar a cabo las reformas imprescindibles y asume también la propuesta de la refundación republicana.

Pasada la bonanza del crecimiento económico que fue beneficiado por el alza de los precios de las materias primas en el exterior, el modelo se fue agotando y entra en crisis, siendo evidente que en lugar del paraíso prometido lo que se tenía era atraso, exclusión, saqueo de los recursos naturales, sobreexplotación de los trabajadores, criminalización de las protestas sociales, graves pasivos medioambientales, con los consiguientes conflictos con comunidades campesinas y agricultores de los valles interandinos.

El episodio más reciente de este proceso se inicia en diciembre del 2016 con el destape de la gran corrupción asociada al caso Odebrecht que comprometió a los más altos niveles de gobierno, al Congreso, gobiernos locales y regionales, partidos políticos, grandes empresarios. Este hecho reveló la profunda descomposición moral que acarrea el modelo. Con Alberto Fujimori en la cárcel, tras el paréntesis de Paniagua, los presidentes del país han sido acusados por delitos de corrupción, entre ellos uno suicidado y otro que se resiste a su extradición.

En esta encrucijada que coincide con el bicentenario de fundación de la república y en circunstancias en que diversas crisis confluyen para configurar una tormenta perfecta en nuestro país, es que Nicolás Lynch ahonda su análisis y perfecciona su propuesta de nueva Constitución y refundación republicana, reflexión, a modo de ensayo, que aparece en la primera parte del libro con el título “La salida a una crisis de régimen y de Estado”, documento, junto con el resto de artículos que aparecen en el texto, que se convierte en una herramienta indispensable en la reflexión profunda y la lucha de ideas que hay que entablar para construir la correlación de fuerzas que haga posible los grandes cambios que demanda el Perú.

Este texto ha sido presentado en diversas regiones del país a través del colectivo Iniciativa Constituyente, un espacio en el que, junto a Nicolás, confluimos diversas personas con y sin partido, con el único propósito de contribuir a que el debate constitucional y la refundación de la república se coloquen en el centro de la agenda política nacional, la única manera de construir una correlación favorable al cambio y salir del círculo vicioso en que nos atrapa la coyuntura.

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