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Poder y Sociedad

La amenaza del crimen organizado en sistemas criminales

La amenaza del crimen organizado en sistemas criminales
Perú: Centro de monitoreo de seguridad migratoria. Imagen: Ministerio de Interior. 10-05-2024
Crimen organizado como fenómeno delictivo

El crimen organizado no es un fenómeno nuevo ni una amenaza reciente para Perú. Lo nuevo, quizá, es el protagonismo que ha adquirido en nuestra agenda pública, a pesar de las evidentes alertas que durante décadas hemos tenido al respecto. En términos estrictos, las primeras referencias a este fenómeno se encuentran en los principales centros urbanos globales a mediados del siglo XX, seguidos por su incorporación en instrumentos internacionales como la Convención de Palermo a inicios de este siglo, que sustenta su posterior reconocimiento en la norma penal peruana el 2013. Todo ello ha terminado en un progresivo desarrollo institucional y procedimental para perseguir un fenómeno delictivo bastante complejo.

Si bien no existe una única definición de crimen organizado, 1 la literatura especializada reconoce como elementos esenciales la existencia de una estructura estable de actores dedicados a actividades delictivas con fines económicos. A partir de ello, es posible identificar dos aproximaciones analíticas que llevan a estudiar cómo se estructuran estos actores y cómo se configuran estas actividades delictivas con fines económicos.

Desde estas aproximaciones, por décadas, la literatura especializada ha estudiado la multiplicidad de formas que asumen las organizaciones criminales; lo que mediáticamente resumimos como mafias y cárteles, ha sido largamente superado por estructuras de red muy complejas. También han sido analizados los tipos de actividad delictiva con fines económicos, identificando mercados ilegales como delitos predatorios; mientras los primeros implican transacciones voluntarias de bienes y servicios proscritos, los segundos significan la extracción de riqueza, ajena a la voluntad de quien la generó.

La literatura especializada coincide en la necesidad de explorar este fenómeno criminal desde una perspectiva económica. Las formas como se estructuran los actores criminales dependen de la manera en que se organizan las actividades delictivas con fines económicos. Así, por ejemplo, es pertinente usar conceptos como emprendimientos criminales 2 para explorar estos fenómenos. Y como ellos no operan en el vacío, son afectados por cuestiones institucionales, sociales y económicas del entorno. El cambio en una norma, por ejemplo, puede dinamizar o relajar un mercado ilegal (imaginemos la despenalización del comercio de cocaína, por ejemplo).

Los fenómenos globales también afectan al crimen organizado. Procesos migratorios, liberalización de mercados, conflictos globales, crisis sanitarias, etc., influyen en cuestiones como la oferta y demanda de bienes o servicios proscritos, o en la circulación de éstos por el globo. Sin embargo, si bien puede cambiar la manera en que se estructuran los actores, lo que no cambia sustantivamente es la búsqueda de rentabilidad y beneficios económicos a través de estas actividades delictivas. se trata, finalmente, de un negocio.

Además de remarcar que el crimen organizado no es un fenómeno ni una amenaza reciente para nuestro país, este preámbulo sirve para proponer que asistimos a una serie de transformaciones que hacen de este fenómeno algo más cercano, palpable y por ende protagónico en nuestra agenda pública. Una de las aristas posibles de análisis, reside en las transformaciones económicas, tanto locales como globales, que nos ayudan a entender cómo es que actualmente se configura el crimen organizado como una amenaza más cercana.

Transformaciones globales y condiciones locales del sistema económico

La liberalización de las economías y la articulación del comercio a nivel mundial es una de las principales transformaciones del sistema económico global desde finales del s. XX e inicios del s. XXI. Las cadenas de suministro logran articular la gran mayoría de zonas de producción de bienes de consumo, con los principales mercados globales. El levantamiento de las regulaciones nacionales y la intensificación de los sistemas de comunicación ha dinamizado estos circuitos comerciales, facilitando también el flujo de transacciones financieras.

Ellas influyen claramente en el flujo de bienes de consumo global, algunos de los cuales se encuentran regulados o proscritos y son producidos principalmente en las regiones Andina y Amazónica.

El precio del oro y el cobre, por ejemplo, han mostrado tendencias incrementales durante los últimos años, generando una enorme presión sobre las zonas de producción, que no es cubierta por los proyectos mineros legales. Ello es un gran incentivo para la minería ilegal en nuestra franja Amazónica y zonas Andinas. Por su lado, la cocaína no sólo encuentra cada vez más consumidores a nivel global (de 14 millones a 22 millones en 10 años). La emergencia de nuevos mercados de consumo (sobre todo Brasil), genera también incentivos sobre los países productores más cercanos (Bolivia, Colombia y Perú), al acortar la extensión de la cadena de suministro.3

Condiciones semejantes se encuentran en otros productos como la madera que se tala ilegalmente en la franja Amazónica, o el contrabando de bienes de consumo doméstico (abarrotes, combustible) en las zonas fronterizas. Para estos bienes, los nuevos corredores logísticos -más ágiles y modernos- representan una enorme oportunidad para mantener abastecido el mercado global. Así, a pesar de estar proscritos, los mercados ilegales resultan tal vez los mejor articulados de nuestras regiones con el mundo.

En contraste, a nivel local, parte importante de nuestra economía se asienta en la movilización y acumulación informal de capital. Luego de la pandemia, cerca del 80% de nuestra economía tiene esta característica: deriva de actividades económicas que no necesariamente cumplen con las regulaciones, a pesar de no ser siempre ilegales. El asunto con esta acumulación y movilización informal del capital es que, entre otras cosas, carece de mecanismos de protección formal. En muchos casos no se encuentra bancarizado o no es fácil explicar su origen sin generar contingencias legales y/o tributarias.

Estas condiciones constituyen una oportunidad para el crimen predatorio. El dinero no explicado o guardado en recintos domésticos, es accesible para bandas y organizaciones predatorias. De acuerdo con las cifras policiales, durante los últimos años se han multiplicado las extorsiones, que encuentran como principales víctimas a los emprendedores locales, muchos de éstos informales. Resultan recurrentes los casos de asaltos, extorsiones y secuestros a estos emprendedores, que movilizan sumas de dinero no menores por fuera del sistema bancario, con relativa facilidad.

Es importante entender que estas transformaciones globales y condiciones locales de índole económica, son factores con especial influencia en la manera en que se configura el crimen organizado actualmente en nuestro país. Es necesario entender que no son los únicos ni operan de manera aislada. Por ejemplo, los intereses económicos en torno a los mercados ilegales dialogan estrechamente con los intereses sociopolíticos. Ello, en tanto la esfera política tiene capacidad de incidir en la regulación y el control de los mercados ilegales.

Para la literatura especializada, éste es uno de los aspectos más críticos del crimen organizado: los actores involucrados tienen la capacidad de generar sus propias condiciones de posibilidad, en tanto pueden generar lazos con otras esferas sociales para reducir la capacidad de control. Otra forma de generar estas condiciones es asumir nuevas formas organizacionales, bastante más resilientes y adaptativas a las necesidades de los mercados ilegales o las dinámicas predatorias.

Sistemas criminales

Las líneas precedentes invitan a analizar el crimen organizado desde la idea de sistemas criminales, cuya complejidad es abarcable a partir de 5 ejes de ideas:4

Sistemas de segmentos: En el s. XX, las organizaciones criminales tenían estructuras centralizadas, pero la globalización y la liberalización del comercio llevaron a su fragmentación en pequeños emprendimientos descentralizados. En el s. XXI, adoptaron sistemas deslocalizados, operando mediante redes complejas en múltiples territorios. Aunque existe cierta coordinación, la ausencia de un mando único dificulta la atribución de control centralizado. Esta evolución refleja la adaptación del crimen organizado a las dinámicas económicas cambiantes y las oportunidades emergentes.

Economías y cadenas de suministro ilegales: En el s. XXI, las organizaciones criminales operan en economías ilegales basadas en la comercialización de diversos bienes como madera, oro, cocaína, etc. Estas economías se estructuran mediante complejas cadenas de suministro que no tienen una única estructura de decisión, implicando la colaboración entre múltiples organizaciones dispersas geográficamente. La globalización y la descentralización han fusionado lo ilegal con lo legal, con cadenas de suministro que incorporan actividades legales e ilegales, buscando generar ganancias y consumir productos del mercado. Esta adaptación implica la participación de organizaciones criminales en la economía legal, ya sea para diversificar riesgos, alcanzar objetivos ilícitos mediante eslabones legales o buscar legitimidad.

Organizaciones criminales en un sistema de segmentos: Las organizaciones criminales operan en un sistema fragmentado donde controlan segmentos específicos de cadenas de suministro ilegales, enfocándose en el control territorial para gestionar eficientemente sus actividades. Aunque descentralizadas, se consolidan localmente para ejecutar operaciones aprovechando las características territoriales. Este control les permite participar en varias economías ilegales, pero está limitado a segmentos específicos, requiriendo cooperación y negociación con organizaciones más poderosas. La adaptabilidad de estas organizaciones se refleja en sus estructuras internas y jerarquías locales, destacando la importancia de las dinámicas territoriales en su operación y organización.

Estructura y conexión entre organizaciones en un sistema difuso: El crimen organizado contemporáneo se caracteriza por un sistema difuso de organizaciones que se clasifican en asociaciones locales, conexiones inter-locales y la creación de nuevos núcleos multi-locales. En el ámbito local, estas organizaciones enfrentan decisiones sobre cooperación o competencia por el control territorial, lo que puede llevar a escenarios de colaboración o confrontación violenta. La inclusión de la delincuencia común y pandillas complica esta dinámica, mientras que las conexiones inter-locales facilitan la coordinación para el flujo de bienes en cadenas de suministro ilegales. Además, algunas organizaciones crean nuevos núcleos que operan de manera independiente o como franquicias criminales. Estas adaptaciones reflejan la complejidad y adaptabilidad del crimen organizado frente a la globalización y la vigilancia estatal, priorizando estructuras que permitan autonomía operativa y eficiencia logística en actividades ilícitas.

Diversificación del delito y competencia: Las organizaciones criminales se han diversificado en una amplia gama de actividades ilícitas, desde el tráfico de drogas hasta la trata de personas. Utilizan la violencia y la corrupción para proteger y facilitar sus operaciones, mientras que reinvierten sus ganancias en mejorar sus actividades ilegales o en negocios legales para lavar activos. Esta estrategia destaca su adaptabilidad y complejidad en la búsqueda de maximizar ganancias, expandir su influencia y entrelazar operaciones en la economía legal e ilegal, subrayando la naturaleza multifacética y desafiante del crimen organizado en el s. XXI.

Crimen organizado: ¿A qué nos enfrentamos?

Lo que muestran las evidencias es que el crimen organizado en América Latina se caracteriza por un sistema segmentado y territorial, donde las organizaciones criminales operan en redes complejas para administrar sus cadenas de suministro ilícitas. Aunque su estructura interna puede variar, estas organizaciones dependen del control territorial para ejecutar actividades específicas dentro de la cadena de suministro. Las interacciones entre unidades locales forman un sistema extenso, que puede extenderse a nivel local e internacional, permitiendo operaciones logísticas adaptables. Esto da lugar a la formación de organizaciones satélite, celulares o franquicias, que participan en una variedad de delitos, desde el tráfico de drogas y minerales hasta el lavado de dinero. Así, el crimen organizado en América Latina se basa en la adaptabilidad y la diversificación de actividades ilegales dentro de un sistema segmentado y territorial.

A diferencia de los sentidos comunes y las narrativas predominantes, no nos enfrentamos a una serie de organizaciones criminales verticales, herméticas y estructuradas jerárquicamente. Afrontamos un complejo sistema de organizaciones de diverso tamaño y alcance. Es posible identificar algunas estructuras predominantes (Tren de Aragua, Primer Comando da Capital, Cárteles Mexicanos, etc.), pero sus operaciones locales se desarrollan a través de unidades territoriales fragmentadas, específicas y acotadas. La virtud de esta forma de operación es que les permite adaptarse con mucha facilidad: se puede desarticular a los Gallegos del Tren de Aragua sin hacerle mucho daño al Tren de Aragua, que puede recurrir a varias otras organizaciones para continuar con sus actividades criminales.

El narcotráfico, la minería ilegal, la tala ilegal de madera, el contrabando, la extorsión, el secuestro, los asaltos, son dinamizados por este tipo de estructuras criminales. Éstas entendieron que era necesario adaptarse, diversificar, controlar lo estrictamente necesario, para lograr siempre un objetivo: generar un flujo continuo de dinero ilícito sin importar los daños generados en el camino. El asunto es saber si nuestros sistemas de inteligencia y persecución criminal están en capacidad de aprehender la complejidad de los sistemas criminales. Pero también de analizar si el cuerpo integral del Estado está en capacidad de afrontar el reto que implica una economía ilícita en expansión, que penetra otras esferas de la vida en comunidad. Las evidencias, hasta el momento, sugieren que esta capacidad es bastante reducida.

Footnotes

  1. von Lampe, K. (2016). Organized Crime: Analyzing Illegal Activities, Criminal Structures, y Extra-legal Governance. London: Sage.

  2. Adamoli, S., Di Nicola, A., y Savona, E. U. (1998). Organised crime around the world. Helsinki, Finland: European Institute for Crime Prevention y Control.

  3. Kenney, M. (2007). The Architecture of Drug Trafficking: Network Forms of Organisation in the Colombian Cocaine Trade. Global Crime, 8 (3), pp. 233-259. https://doi.org/10.1080/17440570701507794

  4. Mujica, J., Zevallos Trigoso, N., Campos Vásquez, C. (2024). “Formas de interacción de las organizaciones criminales en un sistema de segmentos. Aproximaciones para una tipología”. Cuaderno de Estrategia Vol. 2. Lima: Centro de Altos Estudios Nacionales. Escuela de Posgrado.

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