Pedro Castillo: palabra de profesor
La victoria de Pedro Castillo en las elecciones 2021 constituye un resultado histórico porque supone la ruptura del patrón tradicional del país. Un maestro rural, rondero campesino, sindicalista, provinciano y serrano ganó la elección y derrotó al poder constituido; contra todo y todos, estableciendo un hito que cambia la historia, más allá de los logros y fracasos de su gestión, instalando un gobierno plebeyo e inevitablemente tumultuoso.
Sin vínculos con las élites, ni con la clase política tradicional, resistido y simultáneamente atacado y “ninguneado” por los medios de comunicación –en especial el Grupo El Comercio–, Castillo sigue siendo una incógnita para quienes están interesados en demonizarlo, antes que en entenderlo, al extremo que la información más personal sobre él se encuentra mayoritariamente en la prensa internacional (El País, Jacobin, BBC, Associated Press, The Economist, EFE, la plataforma argentina INFOBAE, etc). Mirar los datos centrales de la historia personal y de activismo social y político del Presidente, creemos permite entender mejor algunos de los rasgos que se observan en su comportamiento.
Su historia personal
Nacido en el poblado de Puña (Tacabamba) en Cajamarca hace ya casi 52 años, el mandatario es el tercero de nueve hijos de agricultores analfabetos, que arrendaban una parcela en la hacienda de una vieja familia terrateniente, hasta que la reforma agraria del gobierno militar del general Velasco Alvarado, cambió la historia familiar 1. Como ocurre con miles de niños campesinos, desde pequeño debió combinar su paso por la educación con el trabajo en la tierra familiar. Estudió la primaria en las escuelas rurales de Puña y Chugur (Anguía), haciendo la secundaria en un colegio nacional, también en el distrito de Anguía.
Para hacerse profesor, estudió en el Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras de la provincia de Cutervo, obteniendo el bachillerato en educación por la Universidad César Vallejo, donde también hizo una maestría en Psicología Educativa. Según su propio testimonio 2, durante su adolescencia y juventud, el hoy presidente viajó por distintas zonas del país, realizando diversos trabajos para financiar sus estudios. ?Desde los doce años, anualmente junto a sus hermanos acompañaba a su padre a realizar labores estacionales en los cafetales próximos.
Castillo inició su carrera magisterial en 1995 en la institución educativa primaria 10465 en Puña. Desde su matrimonio con la profesora Lilia Paredes, vivió en Chugur, compartiendo sus tareas magisteriales con el cuidado de una granja donde la familia se dedicaba a la agricultura, sembrando cereales para el autoconsumo y papa blanca y arveja para el comercio. Hasta el inicio de su campaña, diariamente se desplazaba en su moto entre Chugur y Puña, caseríos con saneamiento básico el primero, sin ese servicio el segundo; ambos con agua entubada no potabilizada, electrificación rural y una pésima cobertura de Internet. Según quienes lo conocen, Castillo era un participante regular de la fiesta de la localidad, cuya patrona es la Virgen de los Dolores, de la que es devoto, como la mayoría de sus paisanos, 3 mientras su esposa es integrante de la Iglesia del Nazareno, denominación cristiana evangélica que tiene casi un siglo de presencia en el norte del país.
El activismo social y político del profesor
El hoy Presidente fue integrante y dirigente distrital (Tacabamba) y provincial (Chota) de las rondas campesinas de Cajamarca, la organización más masiva de esa región, 4 lo que le dio alguna visibilidad inicial en ese territorio. Más importante, sin duda, fue su trayectoria en el movimiento magisterial donde fue dirigente distrital, provincial, regional y nacional por más de dos décadas. Durante buen tiempo lo hizo dentro del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación Peruana (SUTEP), donde llegó a ser secretario general del SUTE Provincial de Chota entre 2013 y 2015.
El año 2002 Castillo postuló a la alcaldía distrital de Anguía por Perú Posible, entonces en el gobierno, quedando en quinto lugar. Mantuvo el vínculo con dicho grupo integrando el comité cajamarquino del partido entre 2005 y 2017.
En la huelga magisterial de 2017, en la que confluyeron maestros de distintas posiciones políticas 5, las bases magisteriales presionaban por una huelga nacional exigiendo el aumento de remuneraciones, el pago de la deuda social, la derogatoria de la Ley de la Carrera Pública Magisterial y el incremento del presupuesto en el sector. En ese contexto, Castillo fue presidente del Comité de Lucha de las Bases Regionales del SUTEP y representante de los maestros de base para liderar la huelga nacional. Como ha sido reiterado por quienes siguieron ese conflicto,6 nunca integró el CONARE, menos aún el MOVADEF, como afirmaron distintos medios de comunicación alentados por el Ministerio del Interior de entonces. Lo que es cierto es que ambas organizaciones fueron parte del conflicto y apoyaron su conducción. Posteriormente, Castillo fue secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (FENATEP).
Factores del triunfo de Pedro Castillo
El profesor Castillo ganó las elecciones usando las mismas palancas en ambas rondas: el factor identitario, sus redes familiares, las redes chotanas que se organizaron desde la primera vuelta y que le dieron desde temprano su soporte personal básico, el movimiento de docentes que lideró el 2017 que se convirtió en su primer y principal aparato de campaña, su condición de outsider, el aparato y la cierta capacidad electoral de Perú Libre, entre otros. A ello se sumó el respaldo de Juntos por el Perú - Nuevo Perú, mediante el único acuerdo institucional que él suscribió, así como el del Frente Amplio.
La apelación de Castillo al factor identitario es permanente y es la racionalidad en la que parece sentirse más cómodo. Va desde la imagen -el sombrero en Palacio de gobierno, que no usó por ejemplo durante la huelga de 2017- hasta el discurso, como pudo observarse en su investidura, donde reivindicó a los grupos históricamente discriminados y excluidos de las decisiones de poder -los pueblos originarios, los ciudadanos afroperuanos y descendientes de migrantes, “así como a todas las minorías desposeídas del campo y la ciudad”- reconociéndose como parte de los históricamente excluidos, por su propia historia personal.
Sus dos primeras redes de confianza, la familiar y la de paisanaje, tienen especial importancia para él. Hermanos y sobrinos, pero también paisanos chotanos estuvieron entre los principales aportantes en su campaña y fueron quienes muchas veces lo trasladaron y acompañaron en sus giras. Ya en el gobierno, ha convocado a muchos de sus coterráneos y conocidos de Chota a Palacio (Auner Vásquez, Jefe del Gabinete Técnico de la Presidencia), al gabinete (el ministro de Transportes y Comunicaciones, por ejemplo), así como a cargos estratégicos (Dirección de Inteligencia).
De ese universo -el más estrictamente rural y familiar- proviene el innegable conservadurismo social del mandatario evidenciado a lo largo de su campaña en distintas materias como el enfoque de género, la centralidad de la familia, la violencia contra la mujer, el aborto y un largo y penoso etcétera. Aunque tratando de evadir esos campos, su mirada empata con la distancia que tienen sectores significativos del mundo popular, el urbano y especialmente el rural, en estas materias.
A partir de sus vínculos con el movimiento de profesores, el mandatario parece tener su proyecto político de más largo plazo que pasa por la construcción del Partido Político Magisterial y Popular. Recordemos que no menos de 3000 docentes en regiones como San Martín, Huánuco, Ucayali, Cajamarca, Apurímac, Puno, Pasco y Moquegua, se movilizaron como el primer aparato de su campaña 7, donde 17 de los congresistas elegidos por Perú Libre son maestros y buena parte de ellos fueron la cuota electoral del profesor.
Su experiencia como dirigente sindical lo hace un pragmático -conversa con todos, escucha a todos, se demora en confiar, nunca lo hace totalmente y decide él, en función a los resultados que busca-, a la vez que es hermético. En distintos balances sobre su conducción de la larga paralización de los maestros el 2017, se señalaba que su liderazgo era frecuentemente vacilante, pero siempre fiel al mandato de sus bases, adelantando rasgos que se observan hasta ahora en su gestión, donde es evidente que ha conversado con quienes se le acercan -desde cuentapropistas de la política como Ricardo Belmont o Miguel del Castillo hasta paisanos siempre dispuestos a negociar como César Acuña-, tanto como ha evadido toda posibilidad de acuerdo concreto.
El único “compromiso” institucional que ha suscrito fue el que hizo con Juntos con el Perú- Nuevo Perú en la segunda vuelta electoral, que le permitió entonces resolver el desafío que suponía un discurso menos ideológico, más técnico y mejor aterrizado en las urgencias de la gente. Ya en el gobierno, el mismo pragmatismo le ha permitido contar en el gabinete con voces que responden más a ese perfil (Economía, Justicia y Mujer) y ayudan a generar calma, aliviando su renuencia a comunicar por los medios masivos aludiendo al trato que éstos le han dado desde que apareció como una figura pública nacional.
Aunque menos ideológico que Perú Libre, el mandatario comparte con Cerrón la admiración por el “gobierno de los movimientos sociales” de Evo Morales, olvidando que si bien el profesor y el dirigente cocalero se hicieron como líderes en organizaciones sindicales y territoriales, la candidatura del segundo fue resultado de la articulación de distintas organizaciones sociales, con una larga tradición y trayectoria corporativa que les permitió construir acuerdos, a diferencia de la debilidad y fragmentación de las nuestras, que alienta, por el contrario, formas de clientelismo.
Así las cosas y no obstante algunos de los rasgos antes descritos, la capacidad de agencia y decisión del mandatario no se deben desconocer: él es quien encabeza las políticas anunciadas en su primer mensaje a la nación y él es quien torea y administra los matices en el equipo gubernamental. Hacia adelante, se equivocaría el mandatario si no entiende que su triunfo obedece a la esperanza de parte importante de su electorado en tener a un Presidente que sea como ellos y que gobierne en consecuencia.
Sin desconocer sus cualidades, las expectativas que sigue generando más allá de la debilidad de su gestión, se explican antes por la identidad que por el liderazgo o la ideología. Se equivocaría si no registra que la gente quiere que el gobierno convierta en políticas y ejecute los compromisos asumidos alrededor de sus urgencias diarias.
Footnotes
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Benjamin, Medea (2021): “Peru’s Socialist President-Elect, Pedro Castillo, in His Own Words”. Jacobinmag.com ↩
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Benjamin, Medea (2021), Ibid. ↩
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“El entorno chotano que oye y consulta Pedro Castillo”. 14 de abril de 2021. Sucesos.pe ↩
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Según un informe reciente, existen 26 000 ronderos en los 19 distritos de la provincia de Chota (de 143.000 habitantes). “Rondas campesinas, las patrullas comunitarias de Perú que integra Castillo” (09 de junio de 2021) france24.com ↩
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Además de Puka Llakta, profesores clasistas sin organización, apristas, evangélicos, profesores católicos y una gran mayoría de independientes, es conocida la participación de sectores relacionados al Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (MOVADEF) y a la facción pos-senderista Proseguir. Los primeros son llamados “acuerdistas” por su identificación con los planteamientos de Abimael Guzmán en el “acuerdo de paz” que propone al Estado para desmovilizar a Sendero Luminoso tras su captura en 1992. Ambas líneas están presentes en el escenario magisterial y su actuación es seguida por la prensa desde la formación del Comité Nacional de Reordenamiento y Reconstitución del SUTEP (CONARE-SUTEP) en 2003. ↩
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Ver Saravia, Gerardo: Castillo y el MOVADEF, Revista Ideele N°297. Abril-Mayo 2021. ↩
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Meléndez, Yomar (2021). Las posibilidades de Castillo. Pataamarilla.com ↩