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Internacional

Argentina: El inicio del fin del gobierno de Milei

Argentina: El inicio del fin del gobierno de Milei
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El entusiasmo inicial que despertó en los argentinos el libertario presidente, seguidor de la escuela austriaca de economía, ha empezado a desinflarse en las encuestas. Ello ocurre poco antes de someterse a su primera suerte de referéndum: las elecciones legislativas de medio término, en octubre próximo, en las que se renovará parcialmente el Senado (24 plazas de un total de 72) y 127 plazas, de un total de 257 de la Cámara de Representantes. Este será el primer año, desde los comicios de 2013, que no se contará con la instancia de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), con las que se elegía a los candidatos de los distintos espacios políticos con una votación separada, donde las agrupaciones sometían a escrutinio sus líneas internas.

Según la última encuesta de la consultora Zuban Córdoba, realizada la tercera semana de marzo, el apoyo al Gobierno sigue en caída. La imagen negativa de Milei es del 58,5%. 63% de los encuestados tiene una imagen negativa del FMI y el mismo porcentaje rechazaba la posibilidad de un nuevo préstamo de este organismo. Otra encuesta, realizada por la Universidad San Andrés, revela un posible empate entre el oficialista La Libertad Avanza y la oposición con 29% cada uno.

Cuando se analiza la intención de voto por fuerza política, La Libertad Avanza lidera con 27%, seguida por el peronismo con 24%. El partido Propuesta Republicana (PRO) de Mauricio Macri, ha tenido serias divergencias con Milei. Dentro de esta fuerza se han producido escisiones, por lo que su nivel de aprobación ronda el 5%, seguida por el Peronismo Federal y la izquierda radical, con índices aún menores. Al respecto, es importante recordar que, a pesar de la sucesión de gobiernos peronistas desde 2003 (con excepción del periodo presidido por Macri), fue Sergio Massa, exministro de Economía del expresidente Alberto Fernández, quien a la cabeza de El Frente de Todos ganó las elecciones en primera vuelta con 37%, dejando atrás a Milei, quien no alcanzó el 30%.

Al candidato del peronismo le faltaron apenas tres puntos porcentuales para llevarse la presidencia en la primera vuelta, pues en Argentina alcanza con sacar el 40% de los votos y tener al menos diez puntos porcentuales sobre el contrincante más próximo. Si el gobernador peronista no kirchnerista de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, quien con su partido Hacemos por Nuestro País, obtuvo 6,8% de los votos, o la líder del Partido Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Myriam Bregman, quien obtuvo 2,7% de los votos hubieran apoyado a Massa, Argentina habría tenido otra vez un presidente peronista. En la segunda vuelta, el PRO, de Mauricio Macri, cerró filas con Milei, quien ganó con el 56%, frente al 44% de Massa. Pero la alianza que llevó a Milei al poder se ha resquebrajado hace pocos meses y el PRO a su vez también ha sufrido divisiones internas.

El más drástico de la historia

Con su legítimo triunfo, la motosierra en mano y el entusiasta respaldo de sus votantes, Milei realizó el ajuste más severo de la historia argentina. Apenas en dos meses había conseguido revertir el déficit fiscal, inclusive después del pago de interés de la deuda. Este superávit se logró como resultado de la licuación de los haberes de los jubilados, de los salarios, de la suspensión de la transferencia de recursos a las provincias, la eliminación de subsidios y prestaciones sociales como envío de alimentos a comedores populares y medicamentos a los hospitales, el desfinanciamiento de las universidades, de las instituciones de la cultura, de la ciencia y la tecnología, el congelamiento de la obra pública, despidos, entre otros. Lejos quedó la promesa de que el ajuste recaería sobre la denominada casta política.

Para el presidente argentino cerrar la brecha fiscal durante el primer bimestre de su gestión, representó un éxito rotundo y por ello fue alabado y aplaudido por los partidos de la ultraderecha europea y por su ídolo Donald Trump. Pero el programa de ajuste y estabilización económica impactó sobre el poder adquisitivo de los salarios, la producción industrial, la desaparición de pymes y la caída del consumo, lo que ha llevado a un incremento de la pobreza y la indigencia y una caída de la economía de 1,7%.

Este garrotazo a la vida de la mayoría de los argentinos, y el gravísimo caso de corrupción en el que está involucrado Milei, empiezan a agotar la esperanza de la ciudadanía.

Milei y el escándalo del criptogate

En febrero, Milei se vio envuelto en un escándalo de corrupción al haber publicado en sus redes sociales un mensaje en el que promocionaba una criptomoneda llamada Libra. Horas después de la publicación, la cotización empezó a subir hasta que, en un punto de alza, se produjo una venta masiva que desplomó su valor. Como resultado, una decena de personas se beneficiaron con cerca de 90 millones de dólares, mientras que más de 40 mil personas que invirtieron en la criptodivisa perdieron toda su inversión. Dichas cifras han sido calculadas por el economista español Eduardo Garzón, que considera que se trata de una estafa de Ponzi en toda regla.

Por estos hechos, Milei encara una investigación en el Congreso argentino y en la Oficina Anticorrupción. El caso está también en manos del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), entidades que recibieron una denuncia criminal contra los protagonistas del fraude masivo, presentada por un estudio jurídico argentino especializado en casos de insolvencia internacional y fraudes financieros, Moyano & Asociados, que también notificó a la Comisión de Valores estadounidense.

El estudio pidió explícitamente que se investigara el rol del presidente en esta estafa, dado que la ha promovido y en el pasado promovió otros emprendimientos que terminaron en estafas. El estudio considera que ésta tuvo como partícipes necesarios a los que organizaron y crearon el proyecto Libra y también, en igual medida, “a quienes lo promocionaron y dieron confiabilidad y respaldo al proyecto”. Este caso de corrupción, el aumento del riesgo país, la crisis cambiaria que se avecina y la conflictividad social creciente, están generando tensiones políticas y económicas en Argentina.

Recuerdos del futuro

Cabe recordar que, en 2018, Donald Trump presionó al FMI para que le otorgara un préstamo por casi 50 mil millones de dólares a su amigo Mauricio Macri cuando era presidente, lo que le permitió a su partido ganar las elecciones legislativas de medio término. Al préstamo, el más grande concedido por esta organización en su historia, se opusieron la Unión Europea y las autoridades del propio FMI.

Gran parte de ese millonario préstamo fue utilizado para devolver los dólares a los inversionistas que los habían ingresado al país para cambiarlos por pesos e invertirlos en instrumentos financieros locales que generaron altas tasas de rentabilidad. Los pesos permanecieron en el sistema financiero argentino mientras la moneda local se mantuvo estable frente al dólar. Pero cuando empezó a generarse una crisis cambiaria, similar a la que hoy padece el gobierno de Milei, los inversionistas salieron de sus inversiones en pesos y demandaron dólares para fugarlos del país. Quienes disponían de información privilegiada lo hicieron cuando todavía no era evidente para la mayoría que se avecinaba una devaluación.

Los argentinos empiezan a recordar que, si bien el partido de Macri ganó las elecciones legislativas de medio término de su mandato, poco después de ese triunfo, y a pesar del ingente préstamo conseguido, su gobierno se vio obligado a desdoblar el tipo de cambio en un dólar oficial y uno libre (blue), que Macri había heredado del kirchnerismo y unificado tan pronto empezó su mandato. Asimismo, restituyó el mecanismo del control de precios de alimentos de primera necesidad (los denominados “precios cuidados”), entre otras medidas que había criticado fuertemente. En estas circunstancias, Macri terminó perdiendo las elecciones de 2019 en primera vuelta frente a Alberto Fernández.

Las denuncias de corrupción del presidente y de los cupos de dinero que cobra su hermana Karina por conceder citas con Milei, el dar entrevistas sólo a periodistas amigos —que cada vez son menos—, la represión a la creciente protesta social, su caída en las encuestas, la crisis cambiaria y la imposibilidad de reducir más la inflación, constituyen parte de los elementos que han determinado que Milei recurra al FMI, la institución a la que tanto criticó en tiempos de la presidencia de Macri. Se trata de dinero fresco para sostener el tipo de cambio hasta las elecciones legislativas de octubre. Y si se toma en cuenta que por presión del gobierno, la Cámara de Diputados aprobó un Decreto de Necesidad y Urgencia para autorizar la firma de un acuerdo con el FMI sin que se hayan acordado montos, fechas ni condicionalidades del préstamo, se trató de un verdadero cheque en blanco.

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