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Bicentenario

La relevancia de la Batalla de Ayacucho

La relevancia de la Batalla de Ayacucho
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El 9 de diciembre del 2024 se conmemoró el bicentenario de la Batalla de Ayacucho y a pesar de que se ha escrito y hablado mucho del tema, es importante recordar por qué esta fecha sigue siendo relevante, no sólo en Perú si no en el resto del continente. En la pampa de la Quinua, a unos 3500 metros sobre el nivel del mar, se enfrentaron unos siete mil quinientos hombres en defensa del rey, contra unos seis mil que buscaban consolidar la independencia de las nuevas repúblicas sudamericanas.

La guerra en estas regiones se había iniciado unos quince años antes, cuando los ejércitos organizados en las provincias de Cusco, Puno y Arequipa, cruzaron la frontera en el Desaguadero para poner fin al experimento de una Junta de Gobierno autónoma en la ciudad de La Paz. Ésta se creó como respuesta a la crisis de la monarquía española, cuando en 1808 las tropas de Napoleón invadieron y forzaron la abdicación del rey, que fue secuestrado y llevado a Francia. Ante la ausencia del monarca, muchos gobiernos municipales en la península y en América, decidieron que tenían el derecho a gobernarse porque la soberanía regresaba a los pueblos, que eran quienes la habían entregado temporalmente en custodia.

La Paz siguió en julio de 1809 la iniciativa que ya había iniciado la Audiencia de Charcas, en Chuquisaca, ese mismo mayo, y que buscaba asegurar la autonomía tanto de la capital del nuevo virreinato creado por los borbones en el Río de la Plata, como de Lima sede de Perú. Esto encendió la chispa de la guerra, que más que entre “españoles” y “americanos” o entre “realistas” y “patriotas”, fue entre regiones que querían mantener un espacio de gobernanza, que no dependiera el uno del otro. En mayo de 1810, el cabildo de Buenos Aires decidió crear su propia Junta y reclamó el derecho de gobernar lo que habían sido parte del virreinato. No todas las provincias accedieron y Paraguay fue la primera en detener sus avances, mientras que en el Alto Perú se enfrentaron con las tropas enviadas por el virrey de Lima.

La Audiencia de Quito también intentó organizar una Junta en 1809, pero al igual que las del sur de los Andes, se encontró con la oposición tanto de Lima como de Bogotá. Un año más tarde se organizaron Juntas en todo el norte del continente, pero la única que declaró su independencia fue la de Caracas, que en 1811 buscó crear la República federal de Venezuela. En la Nueva Granada intentaron reunir las juntas en unas Provincias Unidas, pero ese experimento fracasó e igual que en Venezuela, los enfrentamientos armados fueron entre provincias. Cuando el Rey retornó al trono en 1814, envió una poderosa fuerza militar compuesta de veteranos experimentados que reconquistaron el territorio del norte del continente. En el sur, el virrey de Lima logró terminar con la Junta de gobierno organizada en Santiago y detuvo los avances de las tropas enviadas por la Junta de Buenos Aires en el Alto Perú.

A partir de 1816 la guerra se intensificó; en Tucumán se proclamó la independencia de las Provincias Unidas de América del Sur, al mismo tiempo y en oposición se organizó la Liga de los Pueblos Libres. Mientras, en la ciudad de Mendoza, José de San Martín preparó un ejército para cruzar los Andes. En 1817 y 1818 las batallas de Chacabuco y Maipú sellaron la independencia de la República de Chile. En 1819 Simón Bolívar proclamó la creación de la República de Colombia, con la unión de Venezuela y Nueva Granada. Esta se consolidó con las batallas de Boyacá de 1819, Carabobo en 1821 y la de Pichincha en 1822. Mientras que en esos años San Martín llevó a cabo el bloqueo de la costa peruana, la proclamación de la independencia en Lima y la jura del primer Congreso peruano.

Los dos libertadores se reunieron en Guayaquil en julio de 1822, y acordaron que Bolívar enviaría tropas al sur. San Martín no había logrado consolidar sus avances y sólo el norte y Lima eran independientes, mientras que en el sur se mantenía un gobierno virreinal con sede en Cusco. Se ha escrito mucho sobre el poco interés de los peruanos por ser independientes, pero esta apreciación debe ser ponderada. El norte se separó del virreinato y nunca más volvió a estar bajo el control de la corona española, mientras que en el sur el hecho que el gobierno pasará al Cusco, y que Arequipa se beneficiara económicamente, no se debe dejar de lado al considerar por qué fue que se apoyó a quienes defendían al rey. No fueron los únicos territorios que lo hicieron, en el resto del continente muchos quisieron que el sistema de gobierno no cambiara y por eso las guerras siguieron con intensidad.

En 1823 los peruanos intentaron organizar su liberación con dos expediciones a los puertos entre el Callao y Valparaíso, que se llamaban “intermedios”. Ambas fracasaron y por ende suelen olvidarse, a pesar de haber sido un esfuerzo inmenso por parte de los peruanos. Se enfrentaban al ejército leal al rey con más de doce mil efectivos, además de la protección natural que le prestaban los Andes. Fue por ello que al llegar al Perú, Bolívar tuvo muy claro que para derrotar al enemigo debía entrenar a sus tropas para pelear en altura. La campaña final, sin embargo, no hubiera podido triunfar si los ejércitos del rey no se hubiesen dividido.

En Ayacucho se enfrentaron los veteranos de una guerra muy larga por definir cómo se debían gobernar las personas en América del Sur. No fue una lucha entre un invasor y un pueblo conquistado, sino entre hermanos, unos que pensaban que debían seguir siendo parte de un gran imperio y otros que estaban convencidos que eran soberanos y debían conformar nuevas repúblicas. La batalla inclinó la balanza a favor de los segundos y es por ello que en esos campos se consolidó la independencia de todas las nuevas repúblicas, que ya no podrían ser amenazadas por quienes querían seguir siendo súbditos.

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